lunes, 10 de septiembre de 2012

MANIERISMO


Término procedente de la palabra italiana maniera (manera o estilo) y que se aplicó en el siglo XX para describir el arte y la cultura que se desarrollaron entre el Cinquecento y 1610 aproximadamente. Suele asociarse con los escorzos exagerados, unas composiciones poco habituales y el alargamiento de las figuras. Las posturas son anticlásicas, por ello los cuerpos se retuercen y se establece una línea serpentinata. Existe un gran protagonismo de la luz. Los colores no remiten a la naturaleza, sino que son extraños, fríos, artificiales, violentamente enfrentados entre sí, en vez de apoyarse en gamas. El propio Miguel Ángel o el académico Rafael experimentaron en sus últimas obras el placer de la transgresión, desdibujando sus figuras o dejando inacabadas sus obras.

Es el momento en que se pierde lo más propio del clasicismo y la belleza clásica: proporciones, armonía, serenidad, equilibrio.

El manierismo es subjetivo, inestable. Los artistas se dejan llevar por sus gustos, alejándose de lo verosímil, tendiendo a la irrealidad y a la abstracción.

Tiziano, Correggio o Giorgione someten algunas de sus pinturas a complicados simbolismos que aún no han sido descifrados, como en La Tempestad, de este último.

Correggio se caracterizaba por los desnudos sensuales, el brillo frío de sus colores y el hábil manejo de los escorzos además de la originalidad en el tratamiento de la perspectiva.
Algunos de los grandes representantes de la escultura manierista son Benvenuto Cellini, Juan de Bolonia y la Familia Leoni.

La meta de los artistas manieristas fue la ruptura de la unidad espacial y del equilibrio: el espacio lo entendieron como diverso y por tanto con diferentes visiones. La escultura presenta un contenido dramático, formas mucho más elegantes, rebuscadas y artificiosas.
Lo que caracteriza a todas las esculturas manieristas es el empleo de la línea serpentinata, que consiste en el movimiento giratorio de un cuerpo sobre un imaginario eje interior; el resultado produce un contrabalanceo de la figura y una sensación de inestabilidad y movimiento permanente. Esto da como resulta do que exista una multiplicidad de puntos de vista, no se halla un delante ni un detrás, esto hace que la obra gire como un espiral, las figuras se retuercen y prolongan, dándole un dinamismo a las obras.

Hay una sensación de movimiento en la figura resultante al ya no estar regida por los principios clásicos.
Escala: se prefería la escala monumental.
Temática: hay una reverencia por los temas mitológicos. Los personajes en las esculturas están desnudos. Se continúa con el arte religioso o alusivo a escenas bíblicas.

En la arquitectura manierista, los edificios pierden la claridad de composición y pierden solemnidad con respecto al clasicismo pleno.
En los edificios se multiplican los elementos arquitectónicos, aunque no cumplen una función arquitectónica.
La decoración gusta por compartimentar las fachadas de los edificios.




BIBLIOGRAFÍA:


  • Newall, Diana, Apreciar el arte, Editorial Blume, 2009
  • artehistoria.jcyl.es
  • buenastareas.com