miércoles, 5 de septiembre de 2012

LA TRANSPOSICIÓN DIDÁCTICA


Este texto de Chevallard está constituido por las notas preparatorias a un curso que dictó en ocasión de la Primera Escuela de Verano de didáctica de las matemáticas, llevada a cabo en Chamrousse del 7 al 19 de julio de 1980.

Chevallard representa el sistema didáctico como compuesto por la terna P: el enseñante, E: los alumnos, S: el saber enseñado y, las interrelaciones entre ellos. El entorno inmediato del sistema está constituido inicialmente por el sistema de enseñanza, que reúne el conjunto de todos los sistemas didácticos. El sistema de enseñanza posee a su como entorno lo que llama la sociedad, la sociedad “laica”, por contraste con esa sociedad de expertos que es el sistema de enseñanza/educativo. Simplificando, considera a la sociedad laica como constituida por los padres y los académicos, y los órganos de gobierno del sistema de enseñanza.





Está claro que para que el sistema sobreviva debe darse una compatibilización con el medio social. Por este motivo, en medio del sistema de enseñanza y el entorno social debe darse una instancia intermedia que denomina noosfera. En esta área es donde se encuentran todos aquellos que ocupan los puestos principales dentro del sistema didáctico, negocian y buscan las soluciones a los problemas (sindicato de profesores, los padres de los alumnos, los especialistas de la disciplina que militan en torno de su enseñanza, los emisarios del órgano político).

¿Por qué debe operarse esta compatibilización? Por un lado, el saber enseñado debe ser visto, por los mismos “académicos”, como suficientemente cercano al saber sabio a fin de no provocar la desautorización de los maestros, lo cual minaría la legitimidad del proyecto social, socialmente aceptado y sostenido, de su enseñanza. Por otra parte simultáneamente el saber enseñado debe aparecer como algo suficientemente alejado del saber de los “padres” es decir, del saber banalizado en la sociedad. Pero hay otra razón y es que el saber enseñado se gasta, dice Chevallard, en el sentido de que queda obsoleto, bien por el avance propio en los descubrimientos de una ciencia o bien porque un determinado tema deja de convertirse en importante para esa ciencia.

Sea como fuere, este desgaste del saber enseñado supone la incompatibilización del sistema de enseñanza con su entorno. Un nuevo aporte acorta la distancia con el saber sabio, el de los especialistas; y pone a distancia a los padres. Allí se encuentra el origen del proceso de transposición didáctica.

Los métodos de enseñanza podrían constituir una variable de ajuste en ese proceso de compatibilización, pero la evidencia los ha mostrado como muy poco efectivos. La manipulación del saber, o sea, de los contenidos de los programas sí es  una variable de control muy sensible que permite obtener efectos espectaculares con menores gastos y sobre la cual el sistema político tiene asegurado el control. La noosfera optará entonces prioritariamente por un reequilibrio por medio de una manipulación del saber, seleccionando los elementos del saber sabio que integrarán el saber a enseñar,  también es ésta la que va a asumir la parte visible de ese trabajo, lo que podemos llamar el trabajo externo de la transposición didáctica, por oposición al trabajo interno, que se realiza en el interior mismo del sistema de enseñanza, bastante después de la introducción oficial de los nuevos elementos en el saber enseñado.